En el año 332 a.C., Alejandro Magno ocupa todo Egipto. Se inicia así la dinastía macedonia que durará hasta el 304 a.C., año en el que el general Ptolomeo, sátrapa de Egipto, se proclama faraón con el nombre de Ptolomeo I Sóter I, dando origen a la Dinastía Ptolemaica que, con distinta suerte y vicisitudes, se prolongará hasta el 30 a.C., cuando Egipto será incorporado al Imperio Romano.
La ciudad más importante es Alejandría, a orillas del Mediterráneo, un importante centro de comercio y de cultura griega.
Durante el reinado de Ptolomeo XII Neo Dionisio, conocido también con el nombre de Ptolomeo Auletes, se completa el templo de Edfu y se comienza el de Dendera.
En el 48 a.C., César desembarca en Egipto para defender a Cleopatra VII, que había sido destronada por su hermano y esposo Ptolomeo XIII Filopátor.
En el 31 a.C., Octaviano llega a Egipto para combatir a Antonio, amante de Cleopatra, a quien el Senado ha declarado enemigo del pueblo romano; lo derrota en la batalla de Actium y conquista Alejandría. Egipto se convierte en provincia romana.
Los emperadores romanos se presentan al pueblo egipcio como sucesores de los faraones; la religión egipcia sigue existiendo por el momento, difundiéndose en el mundo meditarráneo y en la propia Roma.
Hacia el 200 d.C., se empieza a expandir también el cristianismo, que en el año 379 d.C. pasa a ser la religión oficial del Imperio. El fin del período antiguo se fija convencionalmente en el año 395 d.C., cuando Egipto entra a formar parte del Imperio Romano de Oriente.
Cleopatra VII
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