En 1798 Napoleón Bonaparte desembarca en Egipto y se enfrenta al poder británico en el Mediterráneo. Derrota al ejército mameluco en la célebre batalla de las Pirámides, cerca de Abukir, pero luego su flota es derrotada por la británica bajo el mando de Horatio Nelson: los franceses se encuentran prácticamente prisioneros en la tierra que acaban de conquistar y en 1801 abandonan Egipto.
En este período de confusión y de guerras, Mohammed Alí, un oficial de origen albanés, toma el poder y obliga al sultán otomano a que lo reconozca como pachá (1805), elimina definitivamnete la influencia mameluca en el interior del país, conquista Sudán, Palestina y Siria, e inicia un plan de modernización de Egipto.
En 1848 le sucede su nieto Abbas y a éste sus dos hijos Saíd (1854-1863) e Ismail (1863-1879). Esta último, obtiene el titulo de virrey en 1867: bajo su reinado se inaugura el Canal de Suez en 1869.
Sin embargo, el plan de modernización iniciado por Mohammed Alí produce un fuerte endeudamiento exterior del país, preludio de una grave crisis económica. Egipto es obligado a aceptar la injerencia de las grandes potencias europeas, sobre todo de Gran Bretaña.
Napoleón en Egipto
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